Cuatro nuevas tecnologías en el envase y embalaje de mercancías
A menudo te hemos hablado en nuestro blog sobre nuevas tecnologías que están revolucionando el transporte urbano de mercancías frigoríficas, centrándonos sobre todo en los vehículos y en la trazabilidad de la mercancía. Hoy, sin embargo, vamos a hablarte de aspectos que, aunque suelen pasar más desapercibidos, son igualmente importantes: el envase y embalaje. Lo cierto es que una serie de tecnologías aplicadas han abierto todo un mundo de nuevas posibilidades en este terreno. Vamos a hacer un breve repaso a las más curiosas e importantes.
1. Embalaje en el transporte de mercancías y economía circular
La economía circular ha llegado también al transporte urbano de mercancías por carretera. Como sabes, la esencia de este concepto reside en el reaprovechamiento máximo de los recursos de toda actividad económica o industrial. El objetivo es generar la menor cantidad de desechos posible y de optimizar al máximo el consumo energético. En lo que a embalaje se refiere, esta transición pasa por dos vías: la reutilización del plástico (material que está causando muchos quebraderos de cabeza a nivel de sostenibilidad mundial) o el recurso a materiales alternativos como polímeros naturales menos nocivos para el entorno natural.
2. Envases inteligentes para una mayor calidad
Aunque es una tecnología todavía en fase de investigación y desarrollo, la proliferación de los llamados envases inteligentes es solo cuestión de tiempo. También llamados “smart packaging”, son envoltorios equipados con sensores que recogen información sobre el estado del producto alimenticio al que protegen: cambios de temperatura, conservación, etc. y que muestran dicha información de manera sencilla en su etiqueta. Estos datos son útiles en todo el proceso del transporte urbano de mercancías, en especial el transporte refrigerado. Y van dirigidos tanto al consumidor como al transportista. Pese a su aparente complejidad, esta tecnología puede aplicarse a productos tan comunes como una pieza de carne o un tarro de mermelada, por poner solo dos ejemplos.
3. Envases activos: más conservación, menos desperdicios
Según la ONU, 931 millones de toneladas de alimento se desperdician al año en el mundo sin consumir. Esto supone el 17% del total y es un fenómeno que empieza en los campos y granjas, continua en el transporte y comercialización y termina en bares, restaurantes y hogares. En todas estas fases el alimento se desperdicia. En un planeta donde el hambre es desde hace mucho un problema crónico y acuciante, esto constituye una descomunal tragedia. A lo largo de los últimos años, innumerables iniciativas tratan de mitigar o revertir esta situación. Muchas de ellas nos llegan desde la tecnología, y esto incluye la tecnología aplicada a los embalajes: los llamados envases activos, mediante absorción de oxidantes o emisión de sustancias conservadoras, prolongan el periodo de conservación de los alimentos, y por tanto reducen el riesgo de desperdicio.
4. Nanotecnología aplicada al transporte de mercancías frigoríficas
Nada de todo esto sería viable sin la aplicación de la nanotecnología al transporte de mercancías frigoríficas. Esta es la que hace posible monitorizar el interior de los envases para garantizarnos que el producto se encuentra en buen estado. También la que posibilita la conservación mediante la eliminación de bacterias, hongos y CO2. Asimismo, la nanotecnología permite el desarrollo de materiales de embalaje menos dañinos para el entorno natural. Partículas tanto orgánicas como inorgánicas son empleadas para lograr estos avances, que quieren conducirnos hacia un mundo más sostenible.